Tai Chi y presencia consciente en nuestro día a día
La presencia consciente y nuestra historia personal
Así como dedicamos tiempo y prestamos atención plena cuando practicamos Tai Chi o Chi Kung, cada cosa que decidimos hacer durante el día merece dedicarle tiempo, atención y presencia. Cada evento de nuestro día a día tiene el potencial de ser vivido bajo la influencia de nuestra historia personal, o como una expresión de nuestra presencia consciente.
El ‘modo historia personal’ por norma general tiene adheridas impresiones que nos generan emociones. Unas nos resultan agradables y otras desagradables. Cuando surgen las emociones que nos resultan desagradables, tendemos a querer evitarlas, a apartarnos, a no estar ahí cuando lleguen. Para intentar escapar recurrimos a nuestra historia personal. Investigamos la situación tomando como referencia situaciones parecidas de nuestro pasado, interpretando la nueva situación según nuestras creencias.
Después de esta investigación tomamos una decisión sobre como actuar (o no hacerlo), con la intención de adelantarnos y saber como nos vamos a sentir después de que pase todo esto. Si la conclusión de nuestra indagación es que vamos a salir bien parados, podemos llegar a sentir cierta calma, pero si el resultado de nuestro pronóstico concluye que no va a ser lo que nosotros queremos, la sensación interna es de incomodidad, negatividad, ansiedad, nerviosismo, tristeza, rabia,… etc. Estas sensaciones no son perjudiciales en sí mismas, si somos capaces de esperar a vivenciarlas en el momento oportuno.
El problema es cuando estas sensaciones negativas se empiezan a vivir mucho antes de un suceso esperado. En estos casos se asientan en nuestra mente, modificando la corriente de pensamientos y nublando el entendimiento de la realidad presente. Esto tiende a mantenernos alterados por tiempo indefinido, y en algunos casos este estado puede volverse patológico.
La influencia del Tai Chi en nuestras actividades cotidianas
La práctica de Tai Chi y Chi Kung nos capacita progresivamente, a través del cultivo de nuestra presencia consciente en el ahora y en la respiración, para un mejor manejo y una relación más constructiva y saludable con nuestras emociones, y con las sensaciones que de ellas se derivan.
Durante la práctica prestamos más atención a la respiración, a lo que está sucediendo aquí y ahora, y a las sensaciones internas que produce el movimiento. No dando tanta importancia a las ideas sobre lo bien o mal que estamos realizando los movimientos, lo bonito o feo que es el traje que utilizamos para practicar, o lo molesto que resulta un ruido que proviene del exterior de la sala.
De igual manera mientras realizamos nuestras actividades cotidianas, si en lugar de prestar atención a nuestra historia personal nos centramos en la actividad que estamos realizando justo ahora, podremos sentir comodidad o incomodidad, vitalidad o pesadez, fluidez o esfuerzo, calma o aceleración, pero nos daremos cuenta que todas ellas son sensaciones pasajeras.
Sin la necesidad de esquivarlas, evitaremos la necesidad de mantener estas sensaciones en nuestra mente para elaborar pensamientos acerca de como escapar de ellas. Evitaremos así estar revisando constantemente nuestra historia personal para poder sacar conclusiones y actuar en consecuencia. Tomando consciencia que en cualquier momento las sensaciones van a cambiar, solamente es necesario experimentarlas durante el periodo tiempo en el que suceden.