Tai Chi, arte y movimiento libre

El Tai Chi (Tai Ji) es un principio filosófico y práctico, que aplicado a las artes marciales se conoce como Tai Chi Chuan (Tai Ji Quan), y podría traducirse como ‘El Arte Marcial del Equilibrio Supremo’. Esto ya nos indica que el Tai Chi no solo consiste en aprender secuencias de movimientos coordinados, sino que es un arte basada en unos principios fundamentales.

El taichi es un arte, y como otras artes requiere aprender de alguien que haya alcanzado un alto grado de excelencia

Grandes maestros del arte

Para profundizar en el Tai Chi aprendemos, al igual que en otras artes, de grandes maestros que han dedicado sus vidas a desarrollar sus respectivas disciplinas logrando un cierto grado de excelencia. Ya sea que se trate de escultura, pintura, música, canto, danza,…. A lo largo de la historia de la humanidad, los artistas se han podido desarrollar como personas y superar sus propias barreras a través del cultivo de su arte, dedicando esfuerzo y trabajo constante.

De este modo, además de vivir una experiencia de vida propia ligada al arte, nos han podido brindar un legado inmaterial en el que muchas personas se han inspirado y a través del cual han aprendido a desarrollar su propia experiencia de vida a través del arte. Por tanto, podemos ver que además de un desarrollo colectivo, el arte ofrece una oportunidad para el desarrollo individual. Del mismo modo que no hay dos personas idénticas, no hay dos artistas que desarrollen su arte de manera exactamente igual, por lo que cada expresión artística es única.

Los estilos y las formas de Tai Chi

A lo largo de la historia del Tai Chi ha habido grandes maestros como Chen Fake, Yang Luchan o Sun Lutang, que han desarrollado durante sus vidas el arte creando sus propios estilos. Estos estilos están formados por una serie de secuencias (formas o Taolu) basadas en unos principios fundamentales, que son el legado de estos antiguos maestros.

Del mismo modo que los músicos aprenden las partituras de obras maestras de clásicos como Mozart, Bach o Beethoven, los practicantes de Tai Chi aprendemos los estilos y las formas que han desarrollado los grandes maestros del Tai Chi. A través de la interpretación de las obras de grandes maestros, un músico puede alcanzar un alto nivel de comprensión en su disciplina, y ser capaz de transmitir a muchas otras personas la habilidad y el gusto por el arte.

Pero un paso tal vez más profundo de comprensión y de fusión con el arte, lo dan aquellas personas que no solo se limitan a interpretar las melodías o a imitar los pasos de los grandes artistas de sus disciplinas. Estas personas, expresando su propia naturaleza, interpretan en su particular forma los clásicos o componen sus propias obras. De esta manera contribuyen a ampliar la perspectiva y la riqueza del arte.

Principios fundamentales para practicar el movimiento libre en el Tai Chi

Llega un momento en nuestra práctica de Tai Chi, que el cuerpo nos pide un movimiento más libre, dejando momentáneamente a un lado la forma precisa de las secuencias codificadas (Taolu), pero manteniendo los principios fundamentales en los que se basa el Tai Chi. De esta manera nos podemos permitir ser nosotros mismos el movimiento Tai Chi, es decir el movimiento que nace desde nuestro interior.

Es un tipo de movimiento que se manifiesta en la calma del espíritu y en la atención a nuestra esencia. Los principios fundamentales que nos permiten movernos libremente dentro de una estructura dinámica de Tai Chi son:

El Dantien o Dan tian es el centro energético desde el que nace todo movimiento en la práctica de Taichi
  • Alineación de la estructura interna mediante Zhan Zhuang (dejar ir).
  • Escuchar/sentir la energía (Ting jin)
  • Dan Tian (el centro de gravedad) se mueve (oscila), en continua expansión y contracción, y el resto del cuerpo le sigue.

Moviéndonos libremente teniendo en cuenta estos principios, la energía que mueve el cuerpo no está siendo guiada por pensamientos, sino por la conciencia interiorizada de recorridos energéticos realizados con anterioridad. En este punto, una simple idea como por ejemplo ‘ahora voy a lanzar un puño’ desvía nuestra presencia en el movimiento por un instante, llevándonos a una interrupción en la expresión íntegra de nuestro Tai Chi.

Cuando el movimiento de nuestra energía no se ve interrumpido por pensamientos, decimos que se mueve bajo una voluntad propia, y sin embargo no independiente de nosotros. Como un surfista cabalga sobre una ola del mar, siendo por momentos la misma energía que mueve la ola, y dependiendo totalmente de ella para expresar su equilibrio y habilidad alcanzada en su disciplina, el practicante de Tai Chi se deja llevar por su propia energía para expresar su arte.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.